La presión de los mercados y la inacción de la política

El pasado 8 de julio se presentaba el libro Europa en la encrucijada, coordinado por Ramón Baeza, Director de Estudios Europeos e Internacionales de la Fundación 1º de Mayo.

Ha coincidido la presentación de este trabajo con nuevos ataques de las agencias de calificación. Esta vez ha sido Moody´s y le ha tocado a Portugal, con repercusiones en distintos países, entre ellos Italia, que es precisamente, bajo intereses espurios y especulativos, lo que persiguen estos ataques.

Una y cien veces el movimiento sindical europeo ha venido reclamando la acción decidida y simultánea de los Gobiernos de la Unión Europea y del Banco Central Europeo frente a los ataques especulativos de los mercados, así como la creación de una agencia pública de calificación europea. Pero la respuesta son meras declaraciones puntuales y la falta de acción de los Gobiernos, incluidos aquellos que siguen amparando las acciones de presión de los “mercados financieros”.

Mientras los “mercados” campean a sus anchas, sin ningún tipo de cortapisas, los llamados rescates a Grecia, Irlanda y Portugal imponen unas medidas draconianas a los trabajadores y trabajadoras, a la mayoría de los ciudadanos, y favorecen la actividad de los especuladores.

Pasividad de los Gobiernos
Estas mal llamadas medidas de rescate van acompañadas con iniciativas como el Plan de Gobernanza de la Unión Europea o el Pacto por el Euro Plus. Suponen una nueva presión sobre el factor trabajo y sobre los derechos sociales, desde una lógica neoliberal y profundamente fundamentalista, que no solo es socialmente muy injusta, sino económicamente inútil, y que está socavando los cimientos del proyecto de integración europea.

Las políticas neoliberales, que nos condujeron a esta situación de crisis, protagonizan su gestión y ordenan cómo salir de la misma. Y lo que están provocando, ante la pasividad más absoluta de los Gobiernos, es la desestructuración social y económica -y, finalmente, política- de la Unión Europea.

La reducción abrupta del gasto público, tal y como sostenemos en el libro citado, amenaza la muy débil recuperación del crecimiento económico que caracteriza a la mayor parte de los Estados miembros de la Unión Europea. Por tanto, no contribuye a reducir los muy altos niveles de desempleo y genera nuevos espacios de exclusión social, acompañados de un fuerte incremento de las desigualdades.

La Confederación Europea de Sindicatos (CES) ha vuelto a reclamar el necesario y urgente cambio en las políticas económicas y sociales de la Unión Europea, realizando propuestas en el terreno económico, social y laboral. De nuevo las iniciativas del movimiento sindical europeo van a ir acompañadas de la movilización. El 17 de septiembre, esta vez en Polonia, la CES ha convocado una nueva euromanifestación. Y todo indica que comenzará un nuevo proceso de movilizaciones en el seno de la Unión Europea.